Ingredientes

• 300 gr. de galletas tipo "Bonne Maman"
• 300 gr. de queso ricotta
• 80 gr. de mantequilla fundida
• 100 gr. de azúcar
• 3 huevos enteros
• 100 gr. de polvo de aromático cacao del comercio justo
• 1 cucharita de canela
• 1 cucharita de polvo de almendra
• 2 cucharas de queso mascarpone
• 1 cuchara de café fuerte
• pepitas de chocolate
• unas fresas

Preparación

Para conseguir una presentación perfecta y facilitarse la vida a la hora de desmoldar ese postre, se recomienda utilizar un molde anti adhesivo desfondable (o desmontable). La maravilla se hace con algunos productos “justos”, precalentado su horno a 200º.

En una batidora, depositar las galletas, que son riquísimas y huelen a fresca mantequilla (u otras de su elección), agregar la canela y el polvo de almendra.

Mezclar perfectamente hasta obtención de un polvo muy fino. Añadir la mantequilla fundida, mezclar otra vez, verter en el fondo del molde, alisando perfectamente la superficie.

De nuevo en la batidora lavada y secada, depositar el queso ricotta, el queso mascarpone, el café fuerte (el contraste hace “cantar” al cacao), el azúcar, los 3 huevos enteros, el polvo de aromático cacao del comercio justo (ver ilustración). Mezclar perfectamente, verter sobre el zócalo de galletas y cocer a 180º unos 50-60’ según la potencia de su horno. La superficie no debe dorarse y si fuese el caso, colocar enseguida una hoja de papel aluminio encima.

Dejar entibiar, colocar en la nevera una noche entera para que todos los aromas fusionen perfectamente, desmoldar con precauciones sobre un plato de porcelana blanca. Rodear de fresas laminadas, intercalar puntitos de nata batida, esparcir unas pepitas de chocolate en la superficie o una mezcla de cacao en polvo y azúcar impalpable.

Sutil, festivo y apetitoso, ese suntuoso cheesecake de cacao solidario deleitará a toda la familia y es ideal para meriendas, cumpleaños, té de las cinco y subida repentina de ánimos por los suelos.

¡De rechupete!